Desfilando: o el pasodoble en la calle

Todavía recuerdo con nitidez una de mis primeras intervenciones como músico de la Sociedad Musical Lira Saguntina, la banda centenaria de la heroica e inmortal ciudad de Sagunto, en València. Fue en el año 1993, cuando participamos en el Concurso Internacional de Bandas de Kerkrade (Países Bajos). En este certamen concurrían bandas de música de todas las partes del mundo, con diversas categorías: bandas de concierto, bandas de desfile, shows, bandas escocesas de gaitas, incluso había una curiosa formación, ¡sólo con flautas y flautines!

Con la Lira Saguntina participamos en las categorías de Concierto y Desfile. Aquel viaje fue inolvidable, pero sobre todo lo que aún guardo en mi retina fue la sensación que me causó lo que yo creía iba a ser un sencillo “pasacalles”. Lo que pensaba iba a ser simplemente “tocar unos pasodobles andando”, se convirtió en un momento único.

La Banda estaba formada en filas de ocho músicos. Cada una de esas filas debía discurrir por uno de los carriles de la pista de atletismo, en un enorme estadio olímpico completamente abarrotado de público. Teníamos que desfilar interpretando tres pasodobles españoles: Gallito, Como las propias rosas y España Cañí. El primero, un pasodoble taurino que comienza con mucha solera y temple, no me lo podía imaginar fuera de su hábitat: un coso taurino (¿de verdad vamos a andar con “esto”?). La segunda de las piezas, se interpretaba enlazada con la anterior y llevaba por aclaración “pasodoble andaluz”. Esto me llenaba de orgullo, por tener explícitamente esta indicación (se unía lo andaluz en la música y lo valenciano en la interpretación, mis dos raíces). Además, este era el pasodoble con el que iniciamos el concierto el día anterior, en la sección de concurso. Para mí, en aquella época (hace más de 30 años), era difícil de entender cómo un “pasodoble de concierto” se podía utilizar también “andando” en un pasacalle. Claro que una cosa es un pasacalles y otra muy distinta un desfile. Ya con el paso del tiempo uno se da cuenta de la cantidad de variantes que existen: desde una diana hasta una parada militar, o desde un pasacalle con naturaleza religiosa o civil; y que para cada ocasión se puede (y debe) interpretar la música más adecuada.

Volviendo al concurso de Kerkrade, recuerdo que el público se volvió completamente loco con la música española. Aplaudían a rabiar y nos alentaban con vítores conforme íbamos pasando por sus gradas. Con España Cañí el ambiente y la emoción eran máximos: banda y público asistente se fundieron en una epifanía arrebatadora. Creo que fuimos más “auténticos” en el desfile que el día anterior en el concierto. Por cierto, nos llevamos el primer premio en ambas categorías.

En muchos lugares de la geografía española, cuando se celebra un Festival de Bandas o un Certamen, se suele comenzar el acto con un pasacalles o desfile. En el año 2007, la banda del Carmen de Salteras participó en el Certamen de Almàssera, población cercana a la Capital del Turia. Yo estuve presente en aquel acontecimiento porque en aquella época vivía en València y fui a ver aquel Certamen, y de paso saludar a algunos músicos conocidos. La Banda interpretó como desfile un pasodoble, creo que, titulado La valencia sevillana de Alberto Barea, muy apropiado para el momento. En esa misma velada, una de las agrupaciones interpretó Imatges, del compositor alicantino Pedro Joaquín Francés Sanjuán, muy vinculado a la música de Moros y Cristianos del levante español. Me pareció maravilloso ver a una banda sevillana desfilando con esos sones tan majestuosos, con su propio pasodoble que realmente tiene una estética muy cercana a la sinfónica y para ser interpretado en concierto. Fue como presenciar una conquista, “si El Carmen puede tocar Imatges desfilando…”. Cuando El Carmen participó en Tarragona interpretó la pieza de Francés Sanjuán, y de alguna manera rompió barreras.

Aquel momento de “hazaña carmelita” me recordó a Como las propias rosas, el pasodoble andaluz que interpretamos en el Kerkrade del 93 con la Banda de Sagunto, y que lo he tenido muy presente a lo largo de mi carrera: lo he dirigido en varias bandas (Telde, Segorbe), grabado en mi primer trabajo discográfico como director titulado Suite Andaluza (Los Rosales), y no tuve duda de programarlo en el primer concierto de las Fiestas del Carmen, que realizamos en 2024 junto con la Sociedad Filarmónica de Salteras. Además, como hace años que rompimos la barrera de “esto no se puede desfilar en la calle, que es para concierto”, también lo tocamos el día 15 de agosto de ese año 2024 a la entrada en la plaza del pueblo, antes de la procesión del Corpus Christi.

Es aquí donde comenzó un camino que no está reñido con la tradición. Se puede interpretar un pasodoble de concierto en un desfile, de la misma manera que podemos interpretar en un concierto un pasodoble más popular destinado, a priori, para la calle
(incluso pasodobles-marcha con cornetas y tambores). Bien es cierto que muchas veces la partitura manda, ya que si encontramos indicaciones de tempi o ritmos complejos, que nos dificulten el paso constante y ostinato que requiere un pasacalle, la marcha puede verse afectada. Aun así, este año en agosto repetimos la fórmula, y a la hora de “entrar tocando” en la plaza, elegimos el pasodoble Sagunto, del maestro Bernabé Sanchís Porta, para “entrar desfilando”.
La versatilidad de la banda de música es muy amplia cuando se plantea la “banda sonora de un pasacalle”, pero la cuestión radica en que tu voz llegue al público para que este sienta la emoción y experimente un momento único.

Tú decides si quieres que escuchen con atención e intención, o simplemente que te oigan.

© David Gómez Ramírez, 2025.
Director Artístico y Musical de la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen de Salteras, profesor del Máster de Composición Musical de la Universidad Internacional de València VIU.

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Gómez Ramírez, D. (11 de octubre de 2025) Desfilando: o el pasodoble en la calle. [elcarmendesalteras.es] (fecha de la consulta)

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